La fertilización con 170 kg de nitrógeno por hectárea y año es la más adecuada para asegurar la cosecha en los campos de doble cultivo anual de Osona

Actualmente, la mayoría de municipios de la comarca de Osona están designados como zonas vulnerables en lo que se refiere a la contaminación por nitratos procedentes de fuentes agrarias. Para revertir la afectación que el exceso de nutrientes tienen en las aguas subterráneas, el Decreto 153/2019 establece que en Osona no pueden superarse los 170 kg de nitrógeno por hectárea y año provenientes de fertilizantes orgánicos. Pero, ¿es adecuada esta cantidad establecida por normativa? Un estudio exhaustivo, desarrollado durante 18 años (2006-2024) en Osona, y liderado por Carme Casas, investigadora del Centro Tecnológico BETA de la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), afirma que ésta es la fertilización más aconsejable para asegurar un buen rendimiento de la cosecha en los campos con doble cultivo en un terreno que depende sólo del agua de la lluvia.
«La realización de este ensayo responde a la necesidad del sector agrícola de disponer de información sobre cuáles son las necesidades reales de nutrientes de los cultivos en los sistemas de doble cultivo anual en condiciones de secano. También hemos tenido en cuenta que, en la zona estudiada, la disponibilidad de agua condicionaba la viabilidad de la segunda cosecha, la del cereal de verano», explica la investigadora. Además, añade, «también se ha querido determinar cuál es la estrategia de fertilización óptima en estos sistemas que hagan compatible la rentabilidad económica y los efectos medioambientales que pueden comportar los excedentes de nutrientes en el suelo».
Rendimiento y sostenibilidad
Con este estudio, desarrollado por el CT BETA con la colaboración del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (DARPA) de la Generalidad de Cataluña, se ha observado que, teniendo en cuenta las condiciones climáticas y las características del suelo en la Plana de Vic, la fertilización con 170 kg N/ha y año parece ser la más apropiada para asegurar. Esta dosis ayuda a reducir la lixiviación de nitratos, que ha tenido una importancia primordial en la regulación de las normas de fertilización y en la gestión de las deyecciones ganaderas durante las últimas décadas. También contribuye a minimizar la acumulación de fósforo, otra de las preocupaciones en materia de sostenibilidad agrícola, junto al contenido de potasio, los metales pesados y la materia orgánica que hay en la tierra.
El estudio ha evaluado cómo ha afectado a la fertilización continuada con purín de cerdo en estos parámetros y en la calidad del suelo. Detalla que se realizaron fertilizaciones con diferentes dosis de nitrógeno y se observó que la fertilización orgánica basada sólo en el nitrógeno puede provocar desequilibrios de fósforo y potasio en el suelo. Es decir, con dosis bajas de nitrógeno existe un pequeño excedente asumible de fósforo y una disminución de potasio, mientras que con dosis altas de nitrógeno, se acumula demasiado fósforo en la capa superficial del suelo. Por este motivo, se recomienda no superar los 170 kg N/ha, conocer el ratio nitrógeno/fósforo de los fertilizantes, y realizar análisis periódicos (cada 5 años) del contenido de fósforo y potasio en el suelo para mantenerlos dentro de los niveles óptimos. También es importante suplementar con abonos minerales cuando sea necesario para cubrir las necesidades de los cultivos sin generar excesos ni déficits.
Resultados específicos
La recomendación de 170 kg N/ha y año no es válida en los años de sequía más severa, frecuentes en el contexto de cambio climático actual, ya que en estas condiciones debería reducirse esta dosis. Durante la sequía disminuye el rendimiento de la planta y por tanto la absorción de nutrientes, como el nitrógeno o el fósforo, lo que conlleva la acumulación de estos elementos en el suelo. Esta conclusión no sería extrapolable a zonas que, por las características del suelo o que, por su posición fisiográfica, tienen una mayor disponibilidad de agua durante el verano.
El ensayo destaca también que la producción aumenta significativamente con la fertilización nitrogenada con purín en el cultivo de invierno durante la mayor parte de los años evaluados, tanto en el cultivo del triticale (cereal que proviene del cruce entre trigo y centeno) como en la cebada. En los cultivos de verano, maíz y sorgo, en cambio, no se han observado diferencias significativas en la producción. Por este motivo, se recomienda aplicar la mayor parte del nitrógeno en la cobertera del cereal de invierno (cuando el cultivo ya ha nacido).
Estudios como estos, de casi dos décadas de duración, son poco frecuentes y muy valiosos, porque proporcionan datos suficientes para extraer conclusiones sólidas sobre los efectos que tiene el uso continuado de fertilizantes orgánicos, como el purín de cerdo, en la calidad del suelo.
Una guía sobre fertilización
Los resultados de este ensayo experimental de larga duración −casi dos décadas− sobre fertilización con purín de cerdo en sistemas de doble cultivo anual se acaban de publicar en el documento técnico “Estrategias de fertilización en sistemas de doble cultivo en condiciones de secano en La Plana de Vic (Osona)”, elaborado de forma conjunta. Esta guía, que incluye la síntesis de los resultados del ensayo, conclusiones y recomendaciones específicas para la fertilización, es un recurso de gran interés para determinar la estrategia de fertilización óptima, que combina rentabilidad económica y sostenibilidad ambiental.