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El CT BETA participa en el desarrollo de una nueva norma ISO para cuantificar las pérdidas y el desperdicio de alimentos

Esta nueva norma, actualmente en desarrollo bajo la denominación ISO/TS 20008, abordará todas las etapas de la cadena de suministro alimenticia

El Centro Tecnológico BETA ha sido admitido en el grupo de trabajo internacional que está elaborando una nueva norma ISO para establecer metodologías de cuantificación de las pérdidas y el derroche de alimentos. Esta nueva norma, actualmente en desarrollo bajo la denominación ISO/TS 20008, abordará todas las etapas de la cadena de suministro alimenticia, desde la producción primaria hasta el consumo doméstico. Se prevé que su redacción y validación se alargue hasta marzo de 2026.

La norma incluirá definiciones y terminología estandarizadas, descripciones técnicas de las metodologías existentes y orientaciones sobre su aplicación según la fase de la cadena alimentaria. También evaluará la precisión de los diferentes métodos disponibles para garantizar la comparabilidad y la fiabilidad de los datos obtenidos.

Este proceso de estandarización se lleva a cabo en el marco de la Organización Internacional para la Estandarización (ISO), una entidad independiente y no gubernamental que promueve la elaboración de normas internacionales consensuadas Aunque la adopción de estas normas es voluntaria, son ampliamente reconocidas ya menudo apoyan el desarrollo de nueva legislación y políticas públicas en ámbitos.

Uno de los resultados del proyecto FOLOU

La participación del CT BETA en este proceso se enmarca en el proyecto europeo FOLOU, que busca establecer un marco armonizado para la cuantificación de la pérdida de alimentos durante la producción primaria. Una de las contribuciones clave del proyecto es el establecimiento de definiciones y criterios comunes que permitan obtener datos comparables entre países, regiones y sectores y faciliten la elaboración de indicadores robustos.

El proyecto FOLOU también busca que esta metodología pueda ser incluida no sólo en las normas ISO, sino también en las normas europeas CEN, para facilitar su adopción a escala de la Unión Europea. Esto podría favorecer su utilización por parte de empresas y administraciones, contribuyendo a la definición de políticas más efectivas en materia de sostenibilidad alimentaria.