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Un estudiante de doctorado de CT BETA recibe una beca de investigación en África

Enric García Muchart, de Tecnologías Ambientales en el Centro Tecnológico BETA, fue galardonado con la beca The One Planet, una iniciativa de 20 millones de dólares dedicada a apoyar la investigación sobre la adaptación al cambio climático.

La beca le permitió trabajar en diferentes experimentos relacionados con una novedosa perspectiva de la cadena de valor, utilizando residuos agroalimentarios para producir bioestimulantes que ayuden a mitigar los efectos negativos del cambio climático en la agricultura. La beca consistió en una semana de formación y trabajo en red en Nairobi (Kenia) y otras cinco semanas en el Laboratoire Commun de Microbiologie (LCM) en ISRA/IRD de la UCAD en Dakar (Senegal).

La beca One Planet pretende crear una red dinámica, interconectada e intergeneracional de líderes científicos africanos y europeos. Estos líderes estarán preparados para dirigir la investigación de próxima generación centrada en la mejora de los sistemas agrícolas y alimentarios y en el apoyo a los pequeños agricultores para adaptarse al cambio climático en África, una de las regiones más afectadas. La beca es implementada conjuntamente por AWARD y la Fundación Agropolis y financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación BNP Paribas, la Unión Europea y el IDRC de Canadá.

Investigación y aplicabilidad de su trabajo de doctorado

Su proyecto trata sobre la valorización de residuos alimentarios para producir bioestimulantes de aplicación en el campo. Los bioestimulantes son productos que mejoran la producción vegetal de diferentes maneras. Pueden ser microorganismos que mejoran la fijación del nitrógeno, o polisacáridos que mejoran la retención de agua y nutrientes en el suelo para facilitar el crecimiento de las plantas. Enric aplicó estos bioestimulantes en bioensayos de invernadero, mejorando la capacidad de retención de agua y aumentando la tolerancia de ciertos cultivos al estrés hídrico y salino. Eso encaja con escenarios de sequía y altas temperaturas, o suelos cada vez más salinizados. Aplicar estos bioestimulantes ayuda a las plantas a crecer en condiciones más extremas, y eso podría tener mucha aplicabilidad en una región como África.

Enric tuvo que replicar la metodología que desarrolló durante sus estudios de doctorado con otros tipos de residuos agroalimentarios distintos de los que utilizó en sus estudios, ver qué características tenían e identificar qué bioestimulantes potenciales se podían producir. “He podido aprender a adaptar mi tesis en un entorno diferente con muchas diferencias culturales y de recursos”, afirma Enric García.